Testimonios y resultados

"Con Bernard Streng, otro viticultor alsaciano, conocimos a Marcel Mézy en 2002/2003, en Bourgogne. (Borgoña) Nos había hablado de su proceso y nos interesó de inmediato. Se trataba de un enfoque diferente del químico, que tenía en cuenta la biología del suelo. Nos permitió salir de la espiral química. 
Cuando conocí a Marcel Mézy, ya estaba inmerso en la protección del suelo.

Realicé un ensayo durante tres años en una pequeña parcela. Rápidamente vi diferencias en el vigor y en el recubrimiento vegetal.

La estructura del suelo era más suave

Algo estaba sucediendo en la vida microbiana del suelo. Rápidamente decidimos aplicar en una gran parte de la finca el Bacteriosol. Es decir, dondequiera que le faltara vigor. Ahora han pasado unos diez años, y lo que más recuerdo es la regularidad de las cepas.

Tengo un terreno que estaba en barbecho. El viñedo fue explotado en los años 50 y 60 y luego fue abandonado. Así que teníamos un suelo muy heterogéneo. En la parte donde había muy poco vigor debido a la falta de tierra, en los dos primeros años, muy rápidamente el humus se recuperó, el suelo se ennegreció. Tuvimos una producción de humus mucho más rápida. Esto fue decisivo.

En todas las parcelas, noto este lado homogéneo que aparece en todas partes. En lo convencional, siempre hay cepas más o menos vigorosas, lugares más secos o más húmedos, y es ahí donde se establece una verdadera armonía.
Antes, usábamos regularmente un poco de nitrógeno, entre 20 y 30 unidades, un poco de fertilizantes minerales, y guano también y todo eso a un cierto precio. He parado prácticamente todo.

Mi margen ha mejorado

Las uvas maduran más regularmente. Es más precoz y más homogénea. Hay más estructura en el follaje, más homogeneidad y por lo tanto la cepa trabaja más tiempo. Hay menos estrés en el verano.

Este año, pudimos verlo bien. Las parcelas alimentadas sólo con nitrógeno y mineral, eran verdes en primavera, pero muy pronto se tornaron amarillas y las cepas de las viñas ya no funcionaban. Con Bacteriosol, se mantuvo verde el tiempo suficiente.

Por supuesto, hubo un poco de estrés con las viñas jóvenes, donde el enraizamiento no está todavía desarrollado. Pero en aquellas que tienen cierta edad, ha habido menos que en otros lugares. 
Soy un viticultor independiente y el consumidor es sensible al hecho de no aplicar productos químicos si los precios sigan siendo aceptables. Creo que he encontrado un buen compromiso que hace que las cosas cambian. Hoy en día, los consumidores son receptivos a todo que tenga que ver con la protección del medio ambiente.

Sin abono, hemos mantenido nuestros rendimientos durante 5/6 años, a pesar de las variaciones climáticas

La homogeneización es realmente global y eso es lo que me gusta. Mitigamos las variaciones debidas al clima o al año. 
Desde hace algunos años, en el nivel de análisis de mosto a la salida de la prensa, nos hemos dado cuenta de que hay muy pocas deficiencias de nitrógeno; en consecuencia, hay pocas correcciones que hacer.
Desde hace varios años, hemos tenido muy pocos problemas con el final de la fermentación. Hace diez o quince años, hubo muchos más problemas con las paradas de fermentación.

En diez años mi margen ha mejorado. No es fácil de cuantificar, pero es una certeza. 
Aún queda mucho por hacer. Tener una cepa aún más homogénea, sobre todo en vigor, con uvas sanas. Creo que será fácil de conseguir si seguimos por este camino. 
Hoy somos mucho más autónomos. En diez años, la forma en que otros ven las cosas ha cambiado. Hay más reconocimiento. “