Testimonios y resultados

En su casa al centro de la finca de Valmengaux, Vincent Rapin le gusta hablar de sus viñas, él que ha vivido mucho tiempo en el mundo de la música. Viticultor ecológico, encuentra las palabras adecuadas para explicar por qué un día quiso abandonar la química y cómo el encuentro con SOBAC se hizo de forma natural.

" Paso el invierno documentándome. Es un período en el que no tengo prisa y busco novedades. En Internet, he encontrado SOBAC hace cuatro o cinco años y me puse en contacto con ellos. Me preocupa mucho la vida de los suelos, los microorganismos, ya que estoy puesto en bio y en biodinámica. Estas soluciones me atrajeron ya que intento utilizar el menor número de insumos posible. Sólo insumos eficientes que regeneren el suelo en lugar de fertilizantes para producir más.
El último herbicida que puse fue en 2001. Mis viñas estaban de color naranja y pensé: " Esto no va bien, yo no dejé mi antiguo trabajo para pasar el lanzallamas sobre mis viñas ".

2007, fue el último año que puse productos de origen químico.

Siembro mucho entre hileras, uso mucho las plantas para modificar el suelo, para descompactarlo y hacerlo más fértil y lo que SOBAC me proponía complementaba mi forma de trabajar. Lo que también me hizo cambiar de opinión fue que había muchos testimonios convincentes en la web de SOBAC. Gente que trabajaba con esto y tenía resultados en los suelos.
Lo que me interesó más que los viticultores, eran los ganaderos y sus testimonios sobre sus prados, que vuelven a cobrar vida, que no tienen más rechazos, por la acción de los microorganismos. Los testimonios de personas satisfechas con el producto valen por todo, porque aquí estamos trabajando sobre el terreno. Llamé a un viticultor de Alsacia después de leer sus palabras. Inmediatamente puse 4/500 kilos por hectárea. Pensé que, de todos modos, mal no haría…

Todas las viñas explotan

Quería algo que mantuviera el estado actual de las viñas. Tal como están, producen entre 40 y 45 hectolitros/ha en un año normal y lo que busco son cepas equilibradas. Mi objetivo es mantener una dinámica pero no potenciarla. En las parcelas en buen estado, como la de Saint-Emilion y dos hectáreas en Valmengaux, he continuado con una dinámica que me gusta mucho. No tengo que dejar caer las uvas, las viñas están sanas, no tienen carencias, no hay preocupaciones. En las viñas sin preocupaciones, el rendimiento se mantiene sin problemas, las viñas no tienen deficiencias. Pongo Bacteriosol y ya estamos! Las diferencias son ante todo cualitativas En 2012 hubo una terrible presión con el mildiú. No hemos cambiado nada en nuestras prácticas y al final, obtuvimos 45 hectolitros de rendimiento. En 2014, hubo diferencias de temperatura, frío, pero al final estuvimos al nivel.

Las viñas se han fortalecido

Antes tenía pequeñas clorosis, algunas cepas debilitadas, mientras que ahora ya no me preocupa la asimilación de los minerales o de los oligoelementos.
Todas las viñas explotan! Creo que cada vez hay más gente que se da cuenta de que cuidar la tierra no es algo accesorio, que la viña no es sólo una planta que se pone en cualquier parte y que produce. Esto implica detener el uso de herbicidas, cuidar el suelo y usar conceptos como SOBAC. Yo llegué aquí en el año 98 y aprendí el trabajo durante dos años con mi suegro. Yo trabajaba en bodegas, en viñedos. No me satisfacía aplicar herbicidas. Incluso sin tener argumentos para probarlo, sentí que no era algo que fuera en la dirección correcta. El verdadero desencadenante fue la salud de mis hijos. Un día me oí a mí mismo decirles: "No entréis en los viñedos, es peligroso." Veníamos de trabajar  y me dije que ya no era posible continuar así.
 "Hijos míos, la salud de todos nosotros y por extensión la naturaleza, el medio ambiente, el interés general, es lo que dicta mi enfoque".

Creo que estamos alcanzando un equilibrio en la producción y Bacteriosol contribuye a ello. Mantiene una vida, un equilibrio y por lo tanto, naturalmente, tengo la producción que quiero sin ser intervencionista. La SOBAC forma parte de un programa coherente para equilibrar el suelo, por lo tanto la viña, por lo tanto el vino.
Pertenezco a un grupo de viticultores a nivel nacional. Es conmovedor, pero todavía hay muchos que son prisioneros de sus prácticas, que no tienen tiempo o que tienen miedo de cuestionarse a sí mismos. Aunque hay muchos que están empezando a mirar sus carteras. Los productos son buenos, pero son caros.

El aspecto económico también entra en juego. Cuanto menos pongo, menos gasto

También hay personas contrarias, que no tienen ningún interés en que esta forma de pensar sobre la agricultura, progrese. Tienen un peso enorme. Cuando le conté a mi proveedor de productos foliares, con el que había estado trabajando durante diez años, acerca de mi enfoque, me contestó: no lo hacemos así, porque nosotros fabricamos productos que funcionan. Resumía bien el pensamiento dominante. Estoy convencido de que voy por el buen camino y, al principio lo argumentaba, defendía mi punto de vista. Ahora he entendido que no sirve para nada si la gente no está preparada. Tienen que entenderlo por sí mismos. He visto resultados empíricos en mis viñedos pero es difícil cuantificarlo. Cuando Marion (la técnico-comercial de la SOBAC) me dijo: « Vamos a hacer un hueco y a ver qué pasa”. Estas "Puertas Abiertas" son una oportunidad para ver si realmente funciona. Lo cual no me cabe duda. Nunca está de más tener una confirmación.

Por ejemplo, hice analizar mi cosecha de 2012 para introducir una etiqueta llamada "Bio Coherencia" y de los 400 productos buscados no hay ni un rastro de uno de ellos. Todas las pruebas dieron cero como resultado. Sería impensable volver atrás. Los vinos han mejorado a todos los niveles y son más sabrosos. No hay caída en los rendimientos, todo está funcionando bien. ¿Por qué cambiar? “